El Estado debe garantizar el acceso al cannabis medicinal de calidad. Y dicha garantía debe contemplar la producción e industrialización. Por eso, pensamos que Santa Fe debe tener su propia empresa de cultivo basada en prácticas sostenibles y sustentables. Esto permitirá avanzar sobre políticas de prevención y construir una nueva conciencia en torno a prácticas tan agresivas como el monocultivo, que necesitan el uso de pesticidas tóxicos, mayoritariamente no se trabajan con dirección comunitaria y pueden apelar a la utilización de potenciadores del crecimiento para maximizar ganancias.
Vemos en este proyecto una oportunidad única, a su vez, de promover la producción local y el arraigo rural, priorizando a pequeños productores y productoras y generando puestos de trabajo dignos.
Esta articulación, que se configura como una fiel respuesta frente a diversas necesidades de salud pública, nos permitirá sustituir importaciones y exportar el producto, convirtiéndose en una enorme fuente de divisas.